The Kite (La cometa) es una aventura freeware diseñada por Anatolii Koval que vio la luz en el primer trimestre del año que se consume. La particularidad de la obra es temática: se adentra en los poco transitados —en nuestro género— caminos del drama social. Tomamos el control de una madre, Masha, que vive en un barrio marginal junto con su hijo y marido —maltratador y alcohólico—. Por si esto fuera poco, están instalados en el pauperismo. Masha tiene dificultades incluso para alimentar al pequeño Andrew.
Masha, una mujer joven, apoya sin esperanza la cara en su mano.

The Kite toma la paleta de los oscuros nubarrones que se ciernen sobre el futuro de los protagonistas, el gris que marca su existencia. La miseria se esconde en cada recoveco de la aventura —violencia, adicción, individualismo…— y sepulta cualquier traza de optimismo. La cometa es un símbolo de evasión, de libertad acotada, la única vía de escape del crío ante la opresiva rutina del hogar.

La historia se vale del arquetipo para hacer crítica social. Los personajes desempeñan los roles habituales: una madre bondadosa, sumisa ante el maltrato, que solo saca las uñas para defender a su infante; un padre violento, alcoholizado, egoísta e irresponsable; un niño frágil que sueña con otra existencia; vecinos que no se quieren implicar… Nada que se salga del canon. La concienciación frente al maltrato doméstico engulle todo matiz. Esa representación icónica casa bien con la estética del juego, los fondos realistas hacen que los personajes parezcan modelos recortados incorporados a la acción.

Masha es maltratada por su marido.
Han procurado ahorrarse tanto trabajo de animación como fuese posible. Las pocas que hay resultan toscas. El avance de Masha —lento en exceso— no se corresponde con el movimiento de sus pies. El método utilizado para evitar las imágenes en movimiento fue el corte a negro, la utilización de elipsis. No se pierde la continuidad de la narración, pero, aunque ya hemos comentado que es un recurso infrautilizado en el género, no todas ellas tienen justificación. Se usan incluso para elidir animaciones que deberían transcurrir en la misma secuencia y sin abandonar el escenario.
Masha observa a su hijo, Andrew, que está sentado en el sofá de la sala de estar.

Lo realmente interesante de una propuesta como esta, ya que fuera del género no tiene entidad, es ver cómo se puede desenvolver el puzle en un contexto tan poco habitual. Koval no lo consigue. El diseño de la aventura resulta bastante pobre. En The Kite el jugador siempre va a remolque, no explora la historia, esta se le va revelando a través de los puntos calientes activos. Utiliza una interfaz sencilla, el icono del cursor es un ratón que marca los botones que se pueden usar —izquierdo acción y derecho descripción—. A veces están ambos activos; otras, solo uno de ellos. La gestión del punto caliente es lo que permite que la narración sea accesible. La aventura sería irresoluble si no se hubiese restringido la cantidad de puntos calientes. El bajo número de interacciones posibles nos guía casi siempre, porque anticiparnos es muy complicado por la abundancia de situaciones arbitrarias.

El juego también se muestra opaco en las expresiones, nos devuelven un neutro y genérico “Doesn’t work” ante nuestras tentativas fallidas. Se exponen situaciones representativas de cada particularidad del conflicto, que son resueltas en no pocas ocasiones de forma peregrina, cayendo en la incoherencia. Debido a la aludida escasez de puntos calientes, acabaremos dando con la solución. Más que la exploración del entorno, el universo de la aventura y su historia, es la identificación de la función de los hotspots la que acapara el peso de la jugabilidad.

Andrew vuela la cometa mientas la cuidad duerme.
Aunque The Kite ponga sobre el tapete una temática que supone un gran reto para el diseño de aventuras, Anatolii Koval no logra sacarle jugo. Como aventura corta —se puede despachar de una vez—, y además gratuita, es una opción de juego a considerar si se quiere probar algo diferente, penetrar en la desdicha de Masha a ritmo de Beethoven.
¿Dónde encontrarla?
The Kite se puede descargar de manera gratuita para Windows desde itch.io.

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