The Journey Down: Chapter One (SkyGoblin, 2012)

Bwana y Kito, que son inseparables desde pequeños, regentan la estación de servicio Kaonandodo’s Gas ‘N’ Charter en la Bahía de Kingsport. Kaonandodo es su padre adoptivo, del que hace tiempo que no saben nada. La compañía eléctrica Armando Electric Co. les reclama una gran deuda que pone en riesgo la continuidad del negocio. La esperanza está a punto de desvanecerse cuando entra en escena una mujer con dinero fresco en el bolso, Lina, que está buscando un extraño libro que supone la clave para poder llegar a la prohibidísima Underland. De esta manera, Bwana y Kito se embarcan en una aventura con la intención de salvar su negocio y se sitúan en el punto de mira de la oscura multinacional.

Remake HD para dar el salto comercial

SkyGoblin publicó en 2010 The Journey Down: Over the Edge, el primer capítulo de una aventura episódica creada por Theodor Waern con la ayuda de Mathias Johansson y Markus Larsson y música de Simon D’souza. El juego estaba creado con AGS y tuvo muy buena acogida: arrasó en los premios de 2010 del programa de la taza azul. Eso animó a Waern a dar el salto comercial para continuar con al serie. Ese capítulo original se ha rebautizado como versión retro y se ha lanzado a la venta un remake HD en el que Waern y el nuevo miembro del equipo, Henrik Englund, pueden explotar mejor sus dotes para el arte. Esta nuevo versión ofrece, además de la alta resolución, más animaciones, más personajes, más localizaciones, más jazz…

Capítulo introductorio

Este primer episodio sirve de presentación de los personajes e introducción al universo de la aventura. La historia apenas dispone un punto de partida que por sí mismo no resulta singular: héroes por accidente envueltos en una gran conspiración.

Si no en el fondo, desde luego The Journey Down es original en las formas. Consigue, a través de un pastiche, modular una atmósfera propia. Se vale de máscaras africanas, un tanto del Caribe, arrima un poco de jazz, unas gotitas de reggae, todo ello sazonado con cierto aire noir… para lograr un universo identificativo y muy fácil de digerir por el jugador. Un proceso de creación en la línea de Grim Fandango.

Un ambiente especial

La consecución de la atmósfera es uno de los grandes anhelos de cualquier creador y el aspecto más destacable de The Journey Down. Todo en la aventura contribuye a su establecimiento. El paso a grandes resoluciones permite apreciar mejor los fondos, con esa fantástica iluminación binaria en la mayoría de escenarios: los dorados de la luz eléctrica coexisten con el argentado fulgor lunar. Pero sobre todo se percibe el salto cualitativo en el diseño de los personajes, ahora en tres dimensiones, mejor integrados en los escenarios, más definidos y mejor animados. El conjunto guarda coherencia.

En The Journey Down conviven con naturalidad elementos bi y tridimensionales. La pequeña Kingsport reposa al abrigo de la colosal St. Armando, ahora refulgente, constituida por miles de polígonos. La animación es fluida y variada, solo desentonan cierto animalillo de fugaz intervención y los momentos en los que el personaje camina entre dos elementos situados a diferente altura, como por ejemplo escalones, que Bwana supera como si fuesen planos. La elección de paleta alienta el distendido modo de vida de la bahía: colores cálidos pero al mismo tiempo relajantes.

La excepcional banda sonora del saxofonista Simon D’souza caracteriza el conjunto (aquí podéis leer una entrevista al músico sobre la aventura). El acompañamiento musical se vertebra en el desenfadado tema reggae que acompaña al protagonista, Bwana, el más vitalista de los vecinos de Kingsport. Se mezcla este con Jazz y música clásica para recorrer todas las emociones del aventurero al jugarla. Capta los trazos identificativos de cada localización y situación, del siniestro y misterioso tema de apertura a la sensual presentación de Linda.

La peculiaridad del lugar es recogida por un casting de voces muy acertado en los papeles principales, hasta tal punto que uno tiene la sensación de que los personajes siempre han sonado así —incluso en la versión previa desprovista de voces—. Hay que destacar la dirección de doblaje del propio Waern: la motivación siempre está clara y los acentos se mantienen en su punto justo. También debemos lamentar que la sincronía labial no fuese más afinada durante el juego, aunque sí lo es en las escenas de vídeo.

A pesar de la amenaza de la empresa eléctrica que pende sobre Kito y Bwana, la vida en Kingsport transcurre en cierta manera relajada. Fluye. Hay un oximorónico dinamismo reposado que debe conservar la jugabilidad. Esa es otra de las virtudes de esta aventura, su ágil discurrir: no abusa de las líneas de diálogo, la velocidad de desplazamiento es adecuada, las distancias no son excesivas —aunque algún atajo más tampoco habría hecho mal—, su sistema de juego es muy simplificado y los puzles apenas nos detendrán. Todo ello nos deja una introducción a la aventura episódica que no nos llevará más de una o dos tardes.

Interfaz simplificada a un único botón

La interfaz apenas cambia desde la versión previa. Se elimina el clic derecho que estaba destinado a las descripciones en el inventario, pero se compensa con la introducción del procedimiento drag & drop. Con un clic sobre los objetos que poseemos se nos da una pequeña descripción. Si queremos combinarlos, debemos arrastrarlos hacia otros objetos o algún hotspot. En la exploración del entorno todo se hace con una única pulsación que realiza la acción prefijada por el diseñador —usar, recoger, hablar, mirar…—. En The Journey Down el punto de vista de los escenarios es cercano y los objetos tienen un tamaño suficiente. El sistema no representa ninguna molestia.

La versión actual utiliza un motor propio, Gobby —Markus Larsson y Mathias Johansson son los programadores—, y es multiplataforma —razón de este cambio en la interfaz, que favorece su port a dispositivos móviles—.

Alargada por el infortunio

El hecho de alargar una aventura no tiene por qué afectar de manera negativa si esos nuevos puzles amplían la historia, introducen nuevos personajes y penetran más en su universo. La principal fuente de nuevos rompecabezas, respecto a la versión previa, es el infortunio, del que no conviene abusar. El diseño de puzles sigue siendo la parte menos sofisticada del juego. Esta revisión lo mejora un poco. Añade algo más de complejidad en la consecución de ciertos ingredientes en el par de recetas que son vehículo de la historia en esta presentación. Se introduce un rompecabezas del tipo sucesiones —que combina además sucesos y tiempo— y se elimina uno del tipo secuencial y combinatorio bastante tedioso que aparecía en la versión previa. Eso le otorga mayor verosimilitud. No abusa de los puzles exógenos, como tan común es en las aventuras actuales, pero el que hay es incoherente y está introducido en un punto clave de este primer episodio —al menos es muy simple—.

El diseño se fundamenta en la combinación: uniones simples que no le sacan todo el jugo al universo introducido. Pero, al mismo tiempo, se cae con cierta frecuencia en las soluciones caprichosas y de sentido difuso. Aunque no hay cambios significativos en la historia respecto a la versión retro, se incluyen nuevos personajes y escenarios que nos ayudan a conocer mejor Kingsport y nos permiten una mayor penetración en su universo.

Para intentar evitar la indeseable combinación aleatoria de objetos, solo podremos realizar ciertas acciones una vez cobren sentido. Eso nos puede llegar a despistar si las intuimos antes de tiempo. Cae en el puzle inverso —encontramos la solución a un problema que todavía no se ha presentado— y un par de veces en el que se resuelve simplemente porque existe —solo lo comprendemos una vez resuelto—.

Un comienzo esperanzador

Este primer capítulo es el rudimento de una serie con mucho potencial. Se trata de una aventura dinámica con altos valores estéticos, simpática, poseedora de una atmósfera propia y envolvente, un protagonista carismático y una historia todavía por despegar que tiene el aliciente de esa misteriosa Underland que tanto juego prevé dar. Esperemos que los malos abandonen el cliché en el que están instalados en este arranque y el diseño de puzles sea más avanzado en futuras entregas. Aunque se haya jugado ya a la versión previa con gráficos retro, merece la pena acercarse a esta The Journey Down: Chapter One, más pulida, más ágil y todavía más bonita.

Comparación con la versión retro

Crítica del segundo capítulo de TJD

Copia de prensa
Para la elaboración de esta crítica se ha jugado a una copia proporcionada por los desarrolladores (clave de Desura).
¿Dónde encontrarla?

The Journey Down: Chapter One está a la venta en Steam para Windows, Mac y Linux, en la App Store para iOS, en la Nintendo eShop para Switch y en la Microsoft Store para Xbox One.

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